El
dato es verdaderamente alarmante, en México existen más de 1,100 instituciones
de educación superior privadas, pero sólo
74 de ellas comprueban su calidad académica. Las universidades “patito”,
han observado un boom exponencial en los últimos años, “abusando” de las
facilidades que otorga el internet a través de la educación online.
El
simplismo con que operan estos institutos se traduce en licenciaturas o
posgrados con tiempos bastante reducidos en cuanto a duración de programas en
comparación con universidades públicas, así mismo, la calidad de los criterios
para evaluación del desempeño de los estudiantes es bastante ligera.
De
igual manera, estos centros educativos dejan de lado factores importantes de
los institutos de educación superior como lo son la investigación académica y
el fortalecimiento de la planta docente, dedicándose exclusivamente a obtener
ingresos y a arrojar egresados saturando el mercado laboral con individuos de
dudosa formación profesional.
Muchas de estas ofertas educativas presentadas
por estas universidades han provocado en la actualidad sobre saturación
crítica, según información de la ANUIES.
Al respecto, cada año aparecen más de 800
programas de licenciatura nuevos impartidos por estas universidades light.
Muchos de estos institutos de estudios superiores, encuentran la supervivencia
mediante el reconocimiento de la SEP a través del RVOE (Reconocimiento de
validez oficial) en alguno de sus programas académicos, sin que dicho
reconocimiento se extienda a sus demás programas, es decir, logran el
reconocimiento de una licenciatura y con ello difunden que todos sus programas
profesionales y de posgrado poseen el reconocimiento del RVOE.
Hace no muchos años, poseer estudios
profesionales era una puerta hacia una mejor calidad de vida, lo que permitía
el engrosamiento de la llamada clase media, no obstante, la saturación de
profesiones y las tasas de desempleo han cerrado esa puerta y ahora ya no es
condición de mejora en la calidad de vida.
Al
respecto, en nuestro país, según datos del INEGI en su medición de 2015, en
México hay 953,269 personas desempleadas con grados de educación media y
superior, lo cual representan que estas personas con altos niveles de educación
suponen ser el 42.5% del total de desempleados en México.
Desde
luego que nuestro sistema económico con un crecimiento del 2% anual no se
traduce de ninguna manera en la creación de nuevos empleos, sin embargo, gran
parte de la culpa del desempleo de muchos profesionistas recae directamente en
la saturación del mercado producto de la facilidad con que cualquiera pude
crear su propia universidad y entregar licenciaturas y posgrados con extrema
facilidad ante la permisividad de la autoridad educativa que no establece
criterios o filtros cualitativos a estos institutos que lastiman el mercado
laboral de profesionistas en una nación que de por sí bastantes obstáculos
posee en cuanto a calidad educativa en todos sus niveles.
Ya
lo decía acertadamente Philip G. Altbach del Boston College: “Si
permitimos que proliferen las pseudouniversidades por doquier, la educación
superior se verá devaluada y estará cada vez más sujeta a presiones de
competitividad que, inevitablemente, destruirán una de las instituciones más
valiosas de la sociedad”.
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