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El PODER Y LA PALABRA / ROBERTO CHAVEZ


                                      Stand by me
Las imágenes y el sonido, van de la mano.
Remiten a la niñez de quienes le vimos flotar en un cuadrilátero.
Hacen evocar el rápido, florido, preciso y metafórico lenguaje.
Sin olvidar la destreza de un esgrimista que buscaba aniquilar con los puños, y con la palabra, a sus adversarios.
Vociferante, arremetía y perturbaba al contrario.
Fue un personaje salido de la nada. Un gris boxeador, aunque con medalla de oro, en los Juegos Olímpicos de Roma.
Después dio el brinco espectacular para incrustarse en las páginas de la historia como el mejor de todos los tiempos.
Figura como el primer boxeador en ostentar tres veces el título mundial en peso completo.
Nadie en su sano juicio, podrá desdeñar su estilo de boxeo. Completamente alejado de la técnica tradicional.
Era el pupilo consentido de Angelo Dundee y el rival odiado de grandes pugilistas como Sonny Liston, Joe Frazier, George Foreman y Ken Norton.
Pocos le reconocen, como Muhammad Ali, haber sido ejemplo durante su guerra contra el Tío Sam. Cuando sin medias tintas se opuso a su reclutamiento por parte de las fuerzas armadas para ser victimario en guerra de Vietnam.
Alegó ser parte de una organización religiosa del Islam. Pero la verdad lo hacía por convicción, como cuando condenó y luchó contra prejuicios en contra de los afroamericanos.
Pero no me quiero referir a ese esplendido ser humano que acabó vencido por la enfermedad del Parkinson.
Quiero dejar testimonio del cautivamente Cassius Clay (o Muhammad Alí), que durante la época de los años 60 grabó y dejó un testimonio que pocos le valoran.
Cuando con una voz melódica grabó (los jóvenes pueden recurrir al you tube para escucharlo) la canción Stand By Me.
Evocación que, literalmente, sobra quienes quisieran expresar:
Cassius, quédate conmigo.
                                   SÍLABAS UNIDAS

Ridículo proceder de Carlos Padilla Becerra, presidente del Comité Olímpico Mexicano (COM). Ególatra, miserable, en su actitud de dañar el deporte mexicano por la estupidez que lo domina. Tarde se le hace para ir a besarle la mano a su viejo y permanente padrino: Miguel Ángel Yunes Linares. Porque los cargos de importancia que ha tenido, se los debe a su compadre Yunes. Aunque después aprendió a usar rodilleras ante poderosos como Olegario y Mario Vázquez Raña… el mercado libre de jugadores del fútbol mexicano una vez más revela que el tráfico de carne humana no pierde vigencia. Draff le llaman algunos, tianguis otros.
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