El
diario El Economista acaba de
publicar un informe sobre la reciente investigación o reporte de resultados de
la América Economía Intelligence, sobre las mejores
universidades de nuestro país, al respecto los resultados son interesantes,
sugestivos y ofrecen un panorama diferente sobre la medición de la calidad en
cuanto a la oferta educativa de las universidades de nuestro país.
Para
empezar, y sin más preámbulos, el informe muestra su llamado Top Ten, en donde
se encuentran las diez mejores, es
preciso señalar que el informe es acertado en cuanto a la tendencia de medir
tanto instituciones públicas como privadas, pues sin importar su régimen, la
calidad es sin duda medible y no conoce de estatus sociales. El primer lugar, y
cabe destacar, “inalcanzable”, lo ocupa la Universidad Nacional Autónoma de
México (UNAM), seguida del Tecnológico de Monterrey o ITESM, después Instituto
Politécnico Nacional (IPN), Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Colegio
de México (COLMEX), Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), Universidad de
las Américas Puebla (UDLAP), Universidad de Guadalajara, Instituto Tecnológico
Autónomo de México (ITAM) y por último Universidad Iberoamericana (UIA). De
dicho informe es preciso señalar aspectos que resultan por demás interesantes.
Para empezar, es contundente la supremacía en cuanto a calidad de las
instituciones públicas sobre las privadas, lo cual queda de manifiesto en el
top ten con la presencia de seis de ellas en dicho listado. Así mismo, la UNAM
vuelve a ser la casa de estudios con mayor calidad en todo el país, a pesar de
ser una escuela eminentemente pública con un enorme subsidio gubernamental,
pero que sigue ofreciendo tanto programas de calidad, así como también cuenta
con una planta docente de alta calidad.
Otro
aspecto que es imprescindible destacar, es el referente a la metodología
utilizada por la instancia evaluadora, que asigna la ponderación siguiente:
Calidad Docente: 30%, Investigación: 20%, Reputación de empleadores: 20%,
Oferta de posgrado: 15%, Prestigio Internacional: 10% y, por último,
Acreditación: 5%. Esta ponderación es sugestiva, ya que de manera acertada
entrega la mitad de la calificación a dos rubros por demás trascendentes para
toda institución de educación superior: Docentes e Investigación. Y es que no
se puede hablar de calidad educativa sin docentes con preparación que los
vuelva especialistas y no improvisados en sus cátedras, además de que la
especialización docente se refleja en la cantidad de investigación generada por
los mismos catedráticos. Este punto es simplemente irrebatible, finalmente, el
informe entrega 15% de calificación a maestrías y doctorados y entrega un 5% a
la llamada acreditación o certificación, que aunque es un punto importante, no
refleja calidad al tratarse solo de indicadores de contenidos y no de
especialización docente. Es decir, la acreditación se consigue cumpliendo con
requisitos que no necesariamente se implementan o carecen de evidencia en
cuanto a su eficiencia.
Definitivamente,
la educación pública sigue siendo punta de lanza en este país, pues simplemente
hablar de la UNAM y el COLMEX es hablar de una alta calidad educativa, para
nuestro caso, la UAdeC tiene mucho camino por recorrer para impulsar la calidad
docente y sobre todo, la generación de investigación para cumplir con la mitad
de la calidad que nos logre ubicar algún día en el top ten de las mejores
universidades de México.
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