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DEL BUENO AL MALO / Samuel Cepeda Tovar


Uno de los muchos beneficios de la apreciación de dólar con respecto a nuestro peso, fue sin duda la ganancia extraordinaria que tuvo el Banco de México producto de la subasta de dólares que realizó en su momento para tratar de detener el incremento del dólar. Esta subasta al tipo de cambio elevado le permitió vender dólares más caros de lo que originalmente le costaron, el resultado: 239 mil 93 millones de pesos de ganancia que irán a parar a manos del gobierno federal. De ese dinero, por una absurda ley, el gobierno federal destinará el 70% de ese dinero a amortización de deuda, o recompra de la misma, mientras que el 30% restante se destinará al llamado pomposamente “fondo de estabilización de ingresos presupuestarios”, o en otras palabras, un guardadito para lo que se ofrezca. Pues bien, ya se determinó en qué se gastará ese guardadito equivalente a 73 mil 500 millones de pesos. Esa exorbitante cantidad ira directamente a un agujero sin fondo, ni más ni menos que a PEMEX.
Efectivamente, el destino de ingresos frescos y no contemplados se ejercerá de manera ociosa, pues para empezar, PEMEX es una empresa que solo en 2015 tuvo pérdidas por la cantidad de 521 606 millones de pesos, es decir, una empresa en quiebra y con números rojos. No me parece tan acertada la decisión, mucho menos cuando la llamada “empresa productiva” se ha cargado escándalos recientes que laceran y ponen en tela de juicio el apropiado y correcto manejo de recursos públicos. Para empezar, el escándalo de la renta de camionetas y aeronaves a sobre precio que tuvo un costo de 4 mil 800 millones de pesos. Es decir, alquiló los mismos vehículos tanto terrestres como aéreos que otras instituciones ya antes lo había hecho, pero pagando más por el mismos servicio, esto deja un olor a corrupción. No en balde Bloomberg llamo a la empresa petrolera: “monumento a la ineficiencia”. Además, PEMEX  realiza erogaciones por la cantidad de 7 millones mensuales al sindicato para pago a “comisionados” para labores que absolutamente nadie conoce, es decir, pagos de hasta 50 mil pesos mensuales a comisionados sindicales que disponen de dichos recursos con absoluta discrecionalidad y en completa opacidad.

Y es que la cláusula 251 del contrato colectivo de trabajadores de PEMEX, incrementó de DOS a SIETE millones mensuales las erogaciones que la petrolera debe entregar al sindicato para el pago de comisionados al servicio de Carlos Romero Deschamps, actual líder sindical que desde 1996 no ha dejado de dirigir dicho gremio de trabajadores. Ante este magro escenario la pregunta es obvia ¿realmente es saludable, apropiado y sensato entregar el excedente de la venta de dólares a una empresa que representa el mejor ejemplo de la ineficiencia, la corrupción y el descaro? ¿Qué tan prudente es arrojar dinero bueno al malo? Me parece que hay instituciones que realmente requieren de oxigeno presupuestal, instituciones como el IMSS, CONACULTA, CONAGUA, son entes que realmente requieren recursos para proyectos de desarrollo, pero tal parece que el objetivo es dilapidar dinero, a final de cuentas, no costo nada conseguirlo y por ende, no pasará nada cuando se pierda en el abismo que supone ser PEMEX y su mote de empresa productiva. 
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