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INMINENTE PRESIDENCIABLE / Samuel Cepeda Tovar


Es sin duda una realidad, además de que el escenario ya se vislumbraba con bastante antelación, y es que el único dique que enfrentaba Donald Trump para obtener la nominación de su partido como candidato a la presidencia de los Estados Unidos, me refiero a Ted Cruz, ha sido ya derrumbado al ser derrotado este último en las primarias de Indiana frente al magnate republicano.  Ante ello, la nominación es ya inevitable.
Ante este panorama surgen ciertamente algunas preguntas: ¿Y si Trump gana la presidencia, qué pasara con México?, ¿Por qué el magnate ha logrado tanto apoyo con sus discursos incendiarios?, ¿Cuál pudiera ser la consecuencia directa para el desarrollo de nuestro país si el republicano logra derrotar a los demócratas y asume la presidencia de los Estados Unidos?
A respecto del apoyo que el republicano ha recibido, este se explica de manera sencilla en la esencia del análisis de Samuel P. Huntington, quien escribiera un iconoclasta, pero certero libro titulado: Who Are We? The Challenges to America's National Identity, o El Reto Hispano, en el que afirma que la sociedad norteamericana ve amenazada su forma de vida o sus instituciones ante la arremetida de la migración hispana, misma que “erosiona” las instituciones norteamericanas. Ante ello, el escritor solo deja ver un sentimiento antihispano estadounidense tácito, es decir, no se ve a simple vista, pero se encuentra presente, y la mejor muestra es que la intención del republicano de optar por la repatriación de once millones de mexicanos inmigrantes es una idea que atrae a los votantes estadounidenses y que da prueba fehaciente de los dicho por Huntington. De otra manera no se explica el avasallante avance en las preferencias electorales del republicano de ultra derecha.
Ahora bien, en un posible escenario en que derrotara a los demócratas en la contienda electoral y asumiera la presidencia, se especula demasiado sobre las supuestas terribles consecuencias para México. Sin embargo, me parece que de pronto esos especuladores abusan de vislumbrar escenarios que realmente son difíciles de presentarse. Y es que Estados Unidos no es una dictadura en la cual el presidente o líder pueda decretar medidas que afecten la economía de dicho país, pues existe una marcada división de poderes en donde claramente existirían diques a las ideas radicales del republicano, además de que el federalismo es extremo en aquel vecino país y los Estados cuentan con niveles de autonomía que simplemente pueden mantener índices de migración que económicamente les convengan a reserva de la actitud xenófoba del posible presidente republicano.

Es cierto que el discurso incendiario de Trump genera adeptos y miedo en los hispanos o musulmanes que radican en Estados Unidos, ciertamente su sociedad tiene el derecho de aceptar o expulsar a individuos no deseados, no obstante, la simbiosis entre hispanos y estadounidenses en cuestiones económicas y políticas es tan compleja y delicada que no basta tan solo con un decreto para que esta se extinga, pues se trata de una relación institucional con extensas, fuertes y profundas raíces difíciles de extraer.    
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