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La alberca es mi calle, escalera y muralla donde transitar: Miranda


México:- Toda esa vida victoriosa, llena de medallas de oro, inició Nely Miranda cuando descubrió que para ella una alberca se convirtió en una calle, una escalera, una muralla más alta por donde transitar y una expresión de lucha, entrega y pasión.
Un torbellino de emociones, lágrimas y satisfacciones para ella, su familia, compañeros, entrenadores y el país, y quiere la recompensar en los Juegos Paralímpicos Río de Janeiro 2016, en las pruebas de 50 metros libres, 50 metros pecho, 50 metros dorso y los 150 metros combinados, que se han convertido en su nuevo carril de triunfo.
En Toronto 2015 ganó cuatro medallas de oro y dos de plata, una de ellas, en 50 metros libres, lo hizo con récord mundial de 39.92 segundos y de alguna forma “festejó” así el aniversario 15 de aquel accidente que sufrió en una escalera, al rodar 17 escalones, que le cambió la vida.
Cuando pensaba que “ya estoy del otro lado”, al superar grandes efectos de aquella caída, sufrió a los cinco años una recaída, padeció una especie de embolia, sufrió muerte clínica por cinco minutos y quedó cuadripléjica, el pronóstico de los médicos fue peor, que estaría siempre en una silla de ruedas, pero ella pidió volver al agua para la terapia.
“Le dije a mi mamá que me diera la oportunidad de seguir luchando y cuando entré al agua me di cuenta que para mí la alberca es una calle, una escalera, la muralla más alta que pueda haber (para transitar). Me siento totalmente libre dentro de ella”, expresó.
Compartió que “en el agua y en la natación encuentro todo. Es una expresión, ve uno la capacidad de lucha, entrega, de pasión por vivir, por demostrar que puedo hacer cosas, así que es muy emocionante vivir en el agua, porque hasta le puedo ayudar a quien no sepa nadar, porque me siento fuerte”.
También comentó que “el día que no nado hasta me siento de mal humor. Si un día no puedo ir a un entrenamiento, no me siento bien, porque es parte de mí el agua”.
Sobre si vive un sueño de andas con tantas medallas de oro, respondió que “vivo el sueño de una realidad bien clara, en la cual el mundo no está adaptado para las personas con discapacidad, por lo tanto nosotros nos tenemos que adaptar a este mundo”.
Agregó que “el que ganemos estas medallas, que tengamos estos triunfos, no es de casualidad, es por mucho trabajo, disciplina, horas de entrenamiento, abandonar muchas cosas personales, de familia y cuando ves (las medallas) dices ‘pesan mucho’, sí, pero pesa más el trabajo que hay detrás de todo esto”.
Comentó que “después de ganar decimos ‘valió la pena, el no festejar cumpleaños en casa con familia, el no ir a una fiesta, el acostarse temprano, al alimentarse bien, el cuidarse, el ser persistente y el creer que el rival más fuerte en la vida es uno mismo”.
Su vida ha cambiado, al decir que “estaba orgullosa de quien era antes, porque siempre he sido una mujer que le gustan los retos, trabajar, sobresalir, pero no extraño del todo a esa Nely Miranda de antes, porque era una persona muy soberbia, una persona exageradamente vanidosa y después del accidente conocí a una Nely Miranda totalmente diferente”.
Entonces se dio cuenta que “las cosas físicas y materiales, eso son nada más físicas y materiales, que realmente lo que tiene valor es el ser interno, el carisma, la humildad”.
Dijo que “ésta Nely gana medallas, pero no se siente más que los demás, al contrario, sólo son retos personales, en los cuales me exijo cada vez más para cumplirlos y demostrar que todo es posible para ella”.
Pero sí hay algo que extraña de aquella Nely Miranda, no poder bailar salsa que tanto le gustaba hacer.
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