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FIDEL LOS FIDELES MEXICANOS / José Santos Navarro



La muerte del comandante cubano Fidel Castro Ruz, dividió al mundo. Polarizó el libre pensamiento. La noticia causó tristeza en algunos, alegría y furor en otros, pero, a todos convirtió en jueces: ¡Absuelto y culpable! Fue la sentencia.
Pero, como dijo el Bárbaro del Ritmo, Benny More: “No hay que olvidar que México y la Habana, son dos ciudades que son como hermanas”. Y sí, en México también tuvimos nuestros Fideles: Porfirio Díaz, siete veces presidente, casi 30 años en el poder; Fidel Velázquez, líder charro y traidor al movimiento obrero, estuvo 40 años sirviendo y atendiendo los apetitos de los poderosos, de los gobiernos priístas en turno en contra de los intereses de la clase trabajadora.
Los mexicanos también tuvimos nuestra comandante Fidela, la maestra Elba Esther Gordillo, 34 años, líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), más de un millón de maestros, pobres, abandonados y desheredados. Pequeños dictadores a quienes el sistema político mexicano hizo creer que eran gigantes de la libertad, paladines de la democracia, cuando sólo fueron un puñado de traidores a la Patria.
Tenemos otros muchos comandantes Fideles en la política y el sindicalismo nacional. Políticos del PRI, PAN, PRD y Morena quienes al paso de los años se han mantenido como auténticos dictadores, sicarios de las leyes: caciques del dinero y del poder. Hoy, ellos mismos se acusan y se juzgan entre sí: Se esconden y se persiguen, entre ellos los ex gobernadores de Veracruz, Javier Duarte; de Sonora, Guillermo Padres y de Tamaulipas, Tomás Yarrington, entre otros y quienes están ahorita en cartelera.
Tenemos otro gran número de políticos dictadores que llevan más de 30 años siendo parte ya del poder Legislativo, Judicial o del Ejecutivo; líderes sindicales multimillonarios todos ellos, mientras que el pueblo de México, en su gran mayoría –víctimas colaterales del abuso y la omisión- viven sumidos y torturados bajo el actual régimen que tiene a su favor la peor de las bombas nucleares: la pobreza.
En fin, mientras las cenizas del comandante Fidel Castro Ruz son esparcidas en las primeras planas de los diarios del mundo, en México seguiremos cantando El Barzón y, bailando como dijo aquel otro héroe cubano de la revolución musical, Benny More: “Pero qué bonito y sabroso bailan el mambo los mexicanos”.
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