EL DEBATE ELECTORAL 2016 POR VERACRUZ
El debate electoral 2016 por Veracruz es ese proceso que
enfrentan la idea generalizada de que todos los políticos son iguales y son lo peor,
tan solo aspiran a llegar para reproducir las viejas y reconocidas prácticas
que desde el poder refieren la tranza, la incompetencia y el desdén por las necesidades de la mayoría, los caldos
electorales se cocinan en medio de impunidad y arbitrariedades como un grotesco
escenario veracruzano.
De este escenario se ha formado un hartazgo social que en
amplios sectores sociales clama la revancha por el dolor y las ofensas
sufridas: son los últimos años el periodo putrefacto de una interpretación del
ejercicio del poder que no tiene leyes ni reglas que lo controlen, que no
escucha, ni ve, ni siente los daños ocasionados, que altanero y ensoberbecido
se sostiene en los abusos y el miedo.
El Veracruz de los levantones y desaparecidos, de la
corrupción y la simulación es el
territorio en disputa, el cual merece las mejores propuestas y los mejores
idearios, la discusión es si saldrán de esta clase política veracruzana, si
ellos nos ofrecen el compromiso de un rumbo con opciones reales y factibles a los problemas que enfrentamos,
que trabajen con dignidad y cancelen de nuestra entidad la nota vergonzante
nacional de ejercicios públicos cínicos y deshonestos.
Sin duda la apuesta por los cambios necesarios se encuentra
en el empuje que pueda dar una sociedad activa que reclame su legítimo derecho
de elección y dirección del rumbo por seguir. Es en una sociedad con ciudadanía
real, no discursiva, donde se debe dar el mayor y profundo debate.
No es fácil, los alcances de un comportamiento distinto de
una colectividad desalentada y temerosa se debilitarían si no logramos al menos
interiorizar las ideas generales de un cambio que nos aleje de las distorsiones
dominantes.
Apostar por un compromiso social que identifique y respalde
demandas básicas pero creo incuestionables como el combate a la corrupción y la
impunidad, la transparencia y la rendición de cuentas en todos los actos
públicos, es decir, el apego irrestricto al estado de derecho para todos, el
cumplimiento de la ley. Con esa meta como guía de trabajo, seguramente
atacaremos problemas que tanto lastiman como la inseguridad, el respeto a la
libertad de expresión y a los derechos humanos, el impulso de verdaderas
políticas ambientales que resguardan nuestro futuro o de justicia social donde
la salud, la educación, el deporte y la recreación, el derecho al trabajo y a
su justa remuneración, los derechos de equidad de género y diversidad sexual.
Pendientes todos que sugerir una agenda
en la cual debemos insistir.
Los que aspiran a gobernar Veracruz deben reconocer que las
circunstancias exigen más retórica y discursos grandilocuentes que sirven para
los mítines donde se deleita su ego, se necesita precisar hacia donde proponen
encaminar sus acciones y fundamentalmente cómo piensan realizarlas; los
discursos de los lugares comunes no caben frente al desastre en el que nos
encontramos.
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