- Una reacción nacionalista, la respuesta
Rommel Pacheco, el clavadista que se llena de orgullo por
ser mexicano, ya trascendió los límites del deporte.
Hizo, con su actitud y con su coraje, que en Los Pinos se entonara
el Himno Nacional y el presidente Enrique Peña Nieto sujetara una playera con
la leyenda:
“Todos somos Rommel, México es nuestra bandera”.
El deportista yucateco, agrupó ahí al maestro Aurelio Nuño
Mayer (secretario de Educación), a Eduardo Sánchez (vocero presidencial), a
Alfredo Castillo (titular de la CONADE) y a otros atletas.
Germán Sánchez, Paola Espinosa, Yael Castillo, Alejandra
Orozco, Iván García, Dolores Hernández,
Rodrigo Diego y los entrenadores que ya tienen tema para conversar de esta
reacción.
Estuvieron ausentes quienes forman parte de la cofradía del
terror, los que aplauden esa hermandad tenebrosa, a los que les sudan las manos
cuando piensan en el dinero mal habido que desean acariciar.
La reacción presidencial, nacionalista y respuesta para
permitir que los atletas hablaran de sus aspiraciones deportivas y educativas,
no admite dudas.
El Presidente de México, abrazó y dejó en claro que los
jóvenes del trampolín irán a Río 2016 con todo el apoyo del Gobierno de la
República.
Pacheco Marrufo tiene 3 medallas de oro y dos de plata. Y
hace unos días, sacó el coraje para cantar a capela las estrofas del Himno
Nacional ante el aberrante, injusto y estúpido veto de la FINA.
Todos los que acudieron a la recepción que le hizo el Jefe
del Ejecutivo, se dejaron llevar por la cadencia del aria nacional y por la emoción que los
cimbró cuando la entonaron.
Y derivado del arrojo que Rommel supo imprimir a una justa
deportiva, vinieron reacciones de otras esferas.
Los tweets de Saúl Canelo
Álvarez y del promotor Óscar de la Hoya, hermanados con un movimiento que
cobra fuerza, que admiran y respetan a Rommel Pacheco.
El tema central de este evento, no es aplaudir a rabiar.
Tampoco sentir un fervor patrio adornado por las simulaciones.
Es, en realidad, que los deportistas puedan sentir y saber
que no se encuentran solos.
Al margen de la urticaria y el escozor que sientan los
directivos de la Federación Internacional de Natación (FINA) y sus aliados, está a la vista el sacrificio de
cada uno de esos deportistas.
La entrega y el tiempo que sus padres han invertido para
que sean triunfadores y atletas competitivos.
Esos esfuerzos, superan con mucho la infamia que un grupo
de rufianes utilizan como argumento para dar supremacía a la avaricia.
Queda claro que la reacción nacionalista de un joven
clavadista, ha podido unir las simpatías de quienes tuvieron la oportunidad de
hacer un seguimiento en su más reciente competencia.
Río 2016, está la vuelta de la esquina. Los atletas no
pueden perder el tiempo en discusiones vanas ni enfrascarse en repudios
estériles.
Lo positivo de eventos como el que protagonizaron en Los
Pinos, es saber que hay respuesta. Que no se encuentran solos ni abandonados.
Ahora esperemos que la venganza no se haga presente cuando los
jueces tengan que calificar los saltos de los clavadistas mexicanos.
Porque visto con frialdad, puede haber actos represivos que se quieran
disfrazar para darles lo equivale a un castigo.
Esperamos ver ondear la bandera y escuchar el Himno
Nacional.
0 comentarios :
Publicar un comentario