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¿Y SE MUEVE? / Samuel Cepeda Tovar


Con motivo del tercer informe de gobierno del actual presidente, Enrique Peña Nieto, bien vale la pena echar un lacónico vistazo a las reformas que durante este sexenio han prometido “Mover a México”, tal cual lo menciona el spot gubernamental del sexenio actual. Desde su inicio, el actual gobierno inició con una energía avasallante prometiendo una serie de transformaciones estructurales haciendo uso de una antesala para los acuerdos partidistas denominada “Pacto por México”, la cual, sin duda, fue efectiva y exitosa: 12 reformas aprobadas, de las cuales, revisaremos algunas de ellas.
Reforma laboral: misma que a tres años de su existencia, no ha generado incrementos de empleo sustantivos, pues tan solo para Enero del año pasado, 228 mil personas quedaron desempleadas, además de que los paupérrimos aumentos salariales han sido del 3.9%, los más bajos desde el año 2011, por su parte los juicios laborales siguen atestados de tortuguismo en detrimento de los trabajadores que los necesitan. La reforma en materia de Transparencia, sigue sin ser funcional, pues no se han aprobado las leyes secundarias para fortalecer este importante rubro de combate a la corrupción, es decir, es una mandíbula sin dientes. Reforma Educativa, otra reforma que sigue sin aplicarse en algunos estados del sur, y que resulto ser tan tímida, que si los docentes no aprueban los exámenes de oposición, simplemente se les reasigna de puesto, cuando lo necesario es despedir a todos esos docentes no idóneos y disminuir la carga tributaria que su solo existencia representa para el erario público. Reforma en Telecomunicaciones: esta reforma, también de gran calado, sigue con pendientes que impiden su óptima ejecución, como la compartición de infraestructura pasiva por parte de América Móvil y Televisa, el cumplimiento en tiempo y forma del apagón analógico hacia finales del 2015, la licitación de las frecuencias de radio en México y de la cuarta cadena de TV abierta, así como el concesionamiento del espectro en las bandas 1.7 y 2.1 GHz. Es decir, es una reforma a medias, que solo ha llamado la atención por la exorbitante cantidad de dinero que ha invertido el actual gobierno en las pantallas que esta “regalando” a las familias en vísperas del apagón analógico. Y es que los casi seis mil millones de pesos empleados para comprar apenas 2 millones de TV es algo que pasará a la historia como un ejemplo de lo que significa tirar el dinero público a la basura. Suponiendo que en México el 97% de los hogares tienen al menos un equipo de televisión de un total de 25 millones de hogares. Para cubrir la totalidad, la inversión debería ser de más de 50 mil millones. Algo parece no cuadrar en esta reforma.
Reforma Hacendaria: Este fue sin duda un tiro penal fallido, o con la intención de fallarlo, pues la reforma jamás llego a ser hacendaria sino exclusivamente fiscal, al aumentar el IVA en la frontera norte, aumentar impuestos a los azúcares y con una pésima idea de crear una pensión universal y un seguro de desempleo sin especificar de qué manera se financiarían dichos seguros. La energética, ni siquiera pudo reunir a posibles concesionarios en su primera licitación pública siendo un eminente fracaso, es decir, exigua participación de posibles inversores. Nadie quiere invertir.

Reformas fallidas, todas con pendientes, inacabadas, no se trata solo de presentarlas, se trataba de diseñarlas y contemplar sus posibles falencias, me parece que el presidente se precipitó y abarcó demasiado apretando muy poco. A la mitad del sexenio, vale la pena preguntarse… nuestro país, ¿realmente se está moviendo en la dirección correcta?
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