Con
motivo del tercer informe de gobierno del actual presidente, Enrique Peña
Nieto, bien vale la pena echar un lacónico vistazo a las reformas que durante
este sexenio han prometido “Mover a México”, tal cual lo menciona el spot
gubernamental del sexenio actual. Desde su inicio, el actual gobierno inició
con una energía avasallante prometiendo una serie de transformaciones estructurales
haciendo uso de una antesala para los acuerdos partidistas denominada “Pacto
por México”, la cual, sin duda, fue efectiva y exitosa: 12 reformas aprobadas,
de las cuales, revisaremos algunas de ellas.
Reforma
laboral: misma que a tres años de su existencia, no ha generado incrementos de
empleo sustantivos, pues tan solo para Enero del año pasado, 228 mil personas
quedaron desempleadas, además de que los paupérrimos aumentos salariales han
sido del 3.9%, los más bajos desde el año 2011, por su parte los juicios
laborales siguen atestados de tortuguismo en detrimento de los trabajadores que
los necesitan. La reforma en materia de Transparencia, sigue sin ser funcional,
pues no se han aprobado las leyes secundarias para fortalecer este importante
rubro de combate a la corrupción, es decir, es una mandíbula sin dientes.
Reforma Educativa, otra reforma que sigue sin aplicarse en algunos estados del
sur, y que resulto ser tan tímida, que si los docentes no aprueban los exámenes
de oposición, simplemente se les reasigna de puesto, cuando lo necesario es
despedir a todos esos docentes no idóneos y disminuir la carga tributaria que
su solo existencia representa para el erario público. Reforma en
Telecomunicaciones: esta reforma, también de gran calado, sigue con pendientes
que impiden su óptima ejecución, como la compartición de infraestructura pasiva
por parte de América Móvil y Televisa, el cumplimiento en tiempo y forma del
apagón analógico hacia finales del 2015, la licitación de las frecuencias de
radio en México y de la cuarta cadena de TV abierta, así como el
concesionamiento del espectro en las bandas 1.7 y 2.1 GHz. Es decir, es una reforma
a medias, que solo ha llamado la atención por la exorbitante cantidad de dinero
que ha invertido el actual gobierno en las pantallas que esta “regalando” a las
familias en vísperas del apagón analógico. Y es que los casi seis mil millones
de pesos empleados para comprar apenas 2 millones de TV es algo que pasará a la
historia como un ejemplo de lo que significa tirar el dinero público a la
basura. Suponiendo que en México el 97% de los hogares tienen al menos un
equipo de televisión de un total de 25 millones de hogares. Para cubrir la
totalidad, la inversión debería ser de más de 50 mil millones. Algo parece no
cuadrar en esta reforma.
Reforma
Hacendaria: Este fue sin duda un tiro penal fallido, o con la intención de
fallarlo, pues la reforma jamás llego a ser hacendaria sino exclusivamente
fiscal, al aumentar el IVA en la frontera norte, aumentar impuestos a los
azúcares y con una pésima idea de crear una pensión universal y un seguro de
desempleo sin especificar de qué manera se financiarían dichos seguros. La
energética, ni siquiera pudo reunir a posibles concesionarios en su primera
licitación pública siendo un eminente fracaso, es decir, exigua participación
de posibles inversores. Nadie quiere invertir.
Reformas
fallidas, todas con pendientes, inacabadas, no se trata solo de presentarlas,
se trataba de diseñarlas y contemplar sus posibles falencias, me parece que el
presidente se precipitó y abarcó demasiado apretando muy poco. A la mitad del
sexenio, vale la pena preguntarse… nuestro país, ¿realmente se está moviendo en
la dirección correcta?
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