Según
datos del observatorio laboral, en nuestro país, un profesionista (con o sin
posgrado), obtiene un salario de aproximadamente $10,384 pesos, sin embargo,
otros datos como los arrojados por el Financiero en una reciente Feria del
Empleo del gobierno de la Ciudad de México, los graduados universitarios
recibían ofertas de trabajo con ingresos de alrededor de $5.000 pesos
mensuales.
Estos
datos contrastan terriblemente con una información publicada recientemente por
el grupo CNN, en donde se dieron a conocer los sueldos de los dirigentes
partidistas en nuestro país. Si bien es cierto todos hemos escuchado de los
megasueldos que reciben los representantes populares, ya sean senadores o
diputados, poco o nada se sabía de los sueldos de los dirigentes de dichos
partidos que, ciertamente, están un tanto alejados de la representatividad
directa que caracteriza a los legisladores y presidentes de cualquier ámbito de
gobierno. Por ello los sueldos de dichos políticos, que representan en promedio
la cantidad de $74, 125. 75 pesos mensuales, resultan ser un insulto a los mexicanos,
particularmente cuando el 46.2 % de los mexicanos viven bajo la línea de la
pobreza, y un 9.5% bajo la línea de la pobreza extrema (vivir con menos de un
dólar al día), es decir, con 55.7% de nuestros connacionales viviendo en el
pauperismo.
Estos
sueldos son pagados con recursos eminentemente públicos, pues el INE les otorga
cada año financiamiento ordinario para costear los gastos de existencia de
estos desprestigiados institutos, y parte de estos gastos se destinan al pago
de megasueldos de dichos dirigentes. Y el insulto no termina aquí, pues para el
caso de la recién electa Secretaria General del PRI, Carolina Monroy, recibirá
un sueldo en su actual cargo de $52,141.52 pesos, a esto hay que sumar su
sueldo como actual diputada que asciende a $74,000 pesos, incluyendo además
otros $74,558 pesos por concepto de asistencia legislativa y atención
ciudadana. Una percepción bruta de más de $200,000 pesos mensuales.
La
brecha entre estos “privilegiados” comparado con los sueldos antes descritos de
los universitarios egresados o profesionistas es abismal, esto sin contar los
niveles de desempleo de los egresados universitarios que ronda actualmente el
40%, lo cual significa que de cada 10 desempleados mexicanos, cuatro son
universitarios, según datos del INEGI.
Cifras
que dan lástima, que generan molestia e impotencia y que solo denotan la
terrible desigualdad que azota a nuestro país, y que dejan ver el cinismo de
nuestra clase política que parece no inmutarse en lo absoluto y que lejos de
iniciar reformas que intenten disminuir las grandes brechas en nuestro país, se
han dedicado en otro acto de cinismo a establecer candados a las candidaturas
independientes. Si alguien se pregunta la razón del por qué establecer candados
a los independientes, me parece que la respuesta queda más que clara. Hay
bastantes privilegios que valen la pena mantener.
0 comentarios :
Publicar un comentario