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ENROQUE ANALITICO / EL IMPRESCINDIBLE DEBATE / Samuel Cepeda Tovar


La legislación electoral en nuestra entidad, a propósito del actual proceso electoral que nos ocupa, realmente se quedó corta en cuanto a la obligatoriedad de los debates entre aspirantes a cargos de elección popular, pues el compendio legislativo en referencia solo señala la obligación al Instituto Electoral de Coahuila (IEC) para que organice debates forzosos entre los candidatos al cargo de gobernador. La medida sin duda es buena, pragmática, pero corta y discontinua, pues la necesaria y pertinente medida no se hizo extensiva a candidatos a diputados y presidentes municipales.
Y es que de pronto nos topamos con una calamitosa avalancha de anuncios político electorales en radio y televisión, producto de la última reforma electoral que entrega espacios gratuitos diarios a partidos políticos en los medios ya mencionados, y que dichos anuncios se vuelven de pronto el descubrimiento del hilo negro, pues en ellos nos ofrecen una sarta de soluciones a viejos problemas bastante arraigados y en muchas ocasiones soluciones a problemas que ni quiera  encajan en el ámbito de la jurisdicción del puesto que intentan obtener, por ejemplo, un candidato que busca la presidencia municipal prometiendo educación de calidad, siendo que a todas luces este rubro es de competencia federal y por descentralización, estatal, pero de ninguna manera municipal.
En vista, pues, de estos aberrantes y vergonzosos casos en que hacemos referencia y honor a la frase de queLas grandes promesas son siempre muy sospechosas”, se vuelven necesarios los debates entre candidatos a los puestos de elección que la legislación dejo exentos de obligación, esto es: candidaturas a diputación y a alcaldías.
Muchos de los disparates proferidos por candidatos quedarían expuestos ante el público en general y con ello se podría evidenciar la estulticia y poco profesionalismo de algunos aspirantes a cargos de elección popular, de igual manera, los electores podrían encontrar la mejor postura o propuesta sobre un rubro o tema determinado después de la intervención de cada aspirante y con ello sentar las bases razonadas para la orientación de su voto el día de la elección.
 Finalmente, el último beneficio estriba en que estos aspirantes se verían obligados a desarrollar sus propuestas y no dejarnos como siempre con las grandes promesas muchas veces carentes de sentido común o simplemente poco factibles desde el punto de vista financiero, político, legal, cultural, etc.
Cabe mencionar, que además se puede conocer el perfil académico y la trayectoria que cada debatiente posea y que en muchas ocasiones es desconocido por los votantes. No se trata de enumerar las bondades de los debates políticos, sino de hacer ostensible la necesidad imperiosa de la organización y desarrollo de los mismos, por lo menos de uno para el caso de los aspirantes a presidentes municipales y legisladores locales.

Desde luego que partimos de la simple premisa de que la ley no puede ser modificada al respecto, al menos en estos momentos, sin embargo, se pueden organizar debates entre aspirantes a presidentes municipales en cada municipio del Estado a iniciativa de organismos empresariales, centros de educación superior, organismos no gubernamentales y con ello comprometer a los aspirantes a que muestren buena voluntad y la capacidad para ventilar y defender sus ideas, caso contrario, su imagen será minada por su falta de compromiso. La propuesta está en el aire, los beneficios son sin duda atractivos.
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