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ENROQUE ANALITICO / LA INDIGNACIÓN DE NACIF / Samuel Cepeda Tovar


Por supuesto que el consejero electoral Benito Nacif tiene razón al invocar el artículo 16 constitucional, también tiene toda la razón el Doctor en ciencia política al afirmar que la junta general ejecutiva tiene atribuciones en materia de reorganización o adecuaciones presupuestales, pero no en lo relativo a sueldos y salarios y dichos estipendios no forman parte del presupuesto anual del INE para gastos ordinarios y extraordinarios. Nadie jamás ha dicho lo contrario.
 En efecto, la disminución a inicios del año del 10% del sueldo de los consejeros del INE, que supuso una reducción de sus ingresos de 177 mil pesos mensuales a 160 mil era más un gesto de solidaridad de funcionarios con sueldos estratosféricos ante el aumento de los combustibles y la escalada inflacionaria que irremediablemente trae consigo dicho incremento. No había base jurídica alguna para sostener dicha decisión. Mejor aún, en un país con más de 60 millones de pobres y otros millones más con sueldos que apenas alcanzan para sobrevivir, era un gesto bastante bien visto en el seno de una sociedad que ciertamente le tiene aversión al sistema político electoral y más aversión a los sueldos insultantes de los consejeros en una sociedad sumida en el pauperismo.
El Dr. Nacif logró su cometido: el sueldo de los consejeros volvió a la normalidad, y antes de que las críticas ante tan pusilánime actitud se hicieran presentes, el consejero se curó en vida al afirmar que lo que se requiere realmente es un gasto racional y no gestos simbólicos.
Por más esfuerzos que realizo, no puedo imaginar la sensación de ganar 44,250 pesos semanales, supongo que el funcionario ha aprendido a vivir con ese ingreso de manera tan apretada que renunciar a 4,000 pesos semanales era una situación inconcebible, y que además el mismo ha llamado gesto simbólico, el detalle, es que  si esos 4 mil pesos que reclamó el consejero resultan ser simbólicos, no veo el problema en que hubiera aceptado la reducción como un gesto de sensibilización y aportación ante la dura crisis de inicio de año.
El consejero se pronuncia mejor por un gasto “racional”, el problema, es que esta racionalidad no se ve reflejada en el tremendo presupuesto del INE y de los partidos para este 2017 que supone alcanzar la cantidad de más de 11 mil millones de pesos. Si de racionalidad se trata, me parece que el consejero está mal parapetado cuando profiere la solución al problema del gasto excesivo.
No soy de los que piensan que los funcionarios deben recibir guillotinazos en sus sueldos, pero hay personajes como el diputado Pedro Kumamoto que simplemente han renunciado a parte de su sueldo por considerarlo ofensivo en una sociedad con carencias bastante evidentes.
En el caso particular del diputado Kumamoto, renunció al 70% del mismo. Es válido, entonces, que el consejero Nacif se haya sentido molestado en su persona como señala el artículo 16 constitucional y su indignación sea en consecuencia natural, pero más indignación causa su falta de empatía, su falta de solidaridad, su falta de sensibilidad y la poca vergüenza que lo llevó a reclamar ante la autoridad competente el trato indigno y el atropello laboral del que fue objeto al recibir un recorte de tan “severa magnitud”.
El consejero quizá desconoce, que son los simbolismos precisamente, aquellos actos que una sociedad desesperanzada y fastidiada necesitan en estos momentos, y que el INE requiere sin duda una buena dosis de credibilidad y buena imagen que definitivamente han quedado sepultadas con la actitud pusilánime del consejero Nacif.
 Dicen que el diablo está en los detalles, de igual manera, la buena imagen yace en los pequeños, pero significativos gestos simbólicos que el consejero Nacif considera irrelevantes.



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