Desde
luego que la reelección es un dispositivo que debe, al menos en teoría,
asegurar el profesionalismo de los políticos dentro de la administración y
gestión pública. Es evidente que, derivado de la reforma electoral en Coahuila,
cualquier alcalde que desee repetir en el cargo no podrá solo manifestar buenas
intenciones como regularmente sucede, sino que ahora existirá un trabajo
previo, empírico, tangible y por supuesto medible que sea su respaldo práctico
y que le otorgue las credenciales necesarias para aspirar realmente a un
segundo mandato. Y es que la frase de Peter Eigen es sugestiva y contundente:
“si quieres mejorarlo, hay que medirlo”. Y es aquí en donde son imprescindibles
mecanismo que puedan medir la eficiencia y desempeño de los servidores y
funcionarios públicos. La fórmula es sencilla, por ejemplo, se supone que cada
administración municipal debe contar con un plan operativo anual, mismo que
debe señalar puntualmente objetivos y metas a corto y mediano plazo y sobre
todo, un cronograma de tiempos para ejecución. Y es aquí en dónde cualquier
ciudadano puede observar si lo proyectado se ha cumplido o si solo fue tinta
utilizada para cumplir un requisito meramente formal, como también suele
suceder de manera aterradoramente frecuente.
Al
respecto, y tratándose de la región de los cinco manantiales, la Universidad
Autónoma de Coahuila, a través de la Escuela de Bachilleres “Jaime Lozano
Benavides” de Allende, Coahuila, presentó un informe de gestión pública
comparada titulado: “quién es quién en los cinco manantiales”, (https://bachillerjlb.files.wordpress.com/2016/09/comparativo-cinco-manantiales.pdf) estudio que analiza y compara el desempeño de los
municipios de Allende, Nava, Morelos, Zaragoza y Villa Unión. Es un ejercicio que
desnuda una triste realidad, pues de los cinco implicados, solo dos cuentan con
plan operativo anual, lo cual demuestra que los otros tres navegan “al garete”,
sin rumbo, sin planeación, sin objetivos ni metas. No obstante, los dos que si
lo poseen, observan bastantes deficiencias que demuestran la ligereza con que
abordan el tema de la planeación del sector público. Después de revisado el
informe, aflora una verdad contundente: si los alcaldes de dicha región
buscaran una reelección (suponiendo que la reforma electoral hubiera incluido
sus periodos), definitivamente ninguno la merecería. El estudio, sin duda nos
deja dos lecciones: la primera es la falta de profesionalismo de la
administración pública que sin duda es parte de la causa de que esta región
siga siendo región “dormitorio”, sin crecimiento ni desarrollo, y por otro
lado, la necesidad de difundir este tipo de informes que permitan que la
sociedad pueda obtener conclusiones a través de la medición del desempeño y con
ello, a propósito de la nueva ley electoral en Coahuila, puedan decidir de
manera fundamentada si apoyan o rechazan las pretensiones de cualquiera que
aspire a una reelección inmediata. Sin duda, el poder de la medición basada en
la transparencia en beneficio de la sociedad. Ni más ni menos.
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