UN GOBERNADOR INCAPAZ Y CÍNICO
En la reciente toma de protesta de los nuevos diputados,
quedó evidente la falta de voluntad y/o la incapacidad de sobreponerse a las
rutinas de mayoriteo y la exclusión,
reduciendo los espacios de participación a las fuerzas que cuentan con
representación en este poder, desdeñando el mensaje de las urnas.
Veracruz merece un poder legislativo que se comporte y se
comprometa responsablemente ante los desafíos de la coyuntura política que les
ha tocado protagonizar, la de una alternancia que permita transitar a un cambio
de régimen que privilegie el bien común, la equidad y la justicia social.
Cuando el “interés público” como razón de ser de las autoridades,
no es el motivo del quehacer gubernamental, y se relega a una tercera prioridad
después del interés personal y del interés de facción, estamos frente a la
manipulación profunda del poder político y el ejercicio administrativo de una
democracia.
La descomposición generalizada en que nos encontramos puede
ser fácilmente dimensionada al observar el comportamiento del interinato en el
gobierno del estado, mostrándose como la suma de los desdenes, la miseria y los
desaciertos de un gobierno que no lo fue. También ahí no hay que dejarse jalar
por el vacío, la incapacidad y el cinismo, pues no se encuentra respuestas
donde la única idea que existe es salir corriendo.
Publicitado el desastre y el caos veracruzano y ante la
petición de ayuda del gobernador electo, la federación alza los hombros y
voltea la cara con inaceptables mensajes de omisión ante nuestros problemas,
conocidos y solapados por ellos desde hace muchos años, renunciando a apoyar
salidas de esta crisis, abandonando sus responsabilidades legales y
principalmente políticas.
Esta obra de teatro no ha concluido, faltan las últimas
escenas, esperemos que se ajuste el libreto y mejoren los actores, el público
atento no debe continuar mirando la precariedad y malas artes de los actores
políticos. Demos un giro novedoso al guion sorprendiendo al respetable,
reconociendo el mandato ciudadano para cambiar los comportamientos y las
estrategias de trabajo, porque solo así conseguiremos mejores resultados.
Los momentos que ahora vivimos no pueden esperar la
continuidad de los mismos comportamientos, se requiere actores que den paso a
la limpieza y la recomposición de las puestas en escena y no se logrará con la
reedición de los viejos comportamientos como son el avasallamiento, el griterío
y la consigna que no propone.
Calmar los ánimos, ajustar y cumplir las responsabilidades,
asumir la necesidad de los acuerdos más amplios e incluyentes no es cosa menor
pero es apenas un piso básico para superar la debacle existente.
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