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EN QUÉ CABEZA CABE… TRÁFICO DE INFLUENCIAS VS LA INFLUENCIA DEL PODER / José Santos Navarro



Sorpresas que da la vida. Justo cuando era necesario bajarle la presión al sonado e inquietante caso de Donald Trump, el gobierno mexicano se saca de la manga otro escandaloso asunto: el de Guillermo Padrés, ex gobernador panista de Sonora acusado de operaciones con recursos de procedencia ilícita y defraudación fiscal equiparada, en otras palabras: ¡ratero y transa!
Como ya es costumbre aquí en México el político panista gritó a los cuatro vientos que es “INOCENTE” y, para demostrarlo, echa mano del peor virus que hay en el país: tráfico de influencias. Su abogado defensor es el también ex panista, ex diputado federal, ex Procurador General de la República, Antonio Lozano Gracia, uña y carne de otro “distinguido” panista: Diego Fernández de Ceballos.
Para variar, fue a través de otro gran show mediático de la procuración de justicia, cuando el ex gobernador y prófugo de la justicia Guillermo Padrés fue aprehendido al salir de una entrevista de radio que le hizo Ciro Gómez Leyva, donde, el panista dijo al aire que se iba a entregar a la justicia y subrayó: “Quiero dejar muy claro que soy inocente”. Al salir del edificio sede de Radio Fórmula, el funcionario prófugo fue inmediatamente detenido por elementos de la Marina.
Si es o no culpable, ladrón, transa, evasor de impuestos, tocará a la desprestigiada PGR demostrar su culpabilidad, por lo pronto, Padrés se dijo ser víctima de una “persecución política” en su contra, por ello, declaró –antes de ser aprehendido- su deseo de presentarse voluntariamente ante el juez para hacer frente a los cargos que se le imputan y, “dejar todo esto muy claro”, precisó.
En este escenario inesperado, pero mágico, causó asombro saber que el abogado defensor del panista Padrés, es el otrora también ex panista y abogado Antonio Lozano Gracia, quien dentro de su carrera política y de servidor público fue diputado federal, Procurador General de la República -en los primeros dos años del gobierno de Ernesto Zedillo-; fue representante en la Comisión Federal Electoral, consejero del PAN en el IFE, secretario general del Comité Ejecutivo Nacional del PAN y coordinador de la bancada panista en la Cámara de Diputados en la LVI Legislatura.
Lozano Gracia –esposo de la cantante Guadalupe Pineda-, fue un político de alto nivel, formó parte de una importante camada de políticos panistas que finalmente, en su mayoría sucumbió ante el encanto y poder del entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, quien supo negociar con la clase política panista, dándoles importantes canonjías y beneficios y la primera gubernatura de oposición en la historia del país al panista Ernesto Ruffo Appel en Baja California Norte.
Reconocido por su habilidad como abogado, el presidente Ernesto Zedillo nombró a Lozano Gracia, Procurador General de la República, con la intención de darle credibilidad a esta institución –que desde entonces ya estaba manchada por la duda y la injusticia-. El objetivo era esclarecer tres homicidios que venían del sexenio de Carlos Salinas de Gortari: el perpetrado en contra del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo –de quien se dijo lo confundieron con Joaquín “El Chapo” Guzmán al llegar al aeropuerto de Guadalajara para recibir al nuncio Geronimo Prigione, ante quien denunciaría el avance del crimen organizado en Jalisco (mayo de 1993). Otros dos casos de resonancia nacional era esclarecer y detener a los asesinos que mataron a Luis Donaldo Colosio y, a Francisco Ruiz Massieu.
Dos años (1994 a 1996) duró Lozano Gracia al frente de la PGR, de cuyo cargo fue destituido tras el famoso y penoso escándalo de “La Paca”, la vidente que fue contratada por el fiscal especial Pablo Bezanilla Chapa, para inculpar a Raúl Salinas de Gortari, hermano del ex presidente de México, Carlos Salinas de Gortari como presunto autor material de la muerte de Francisco Ruiz Massieu. Lozano Gracia no resolvió nada, todo quedó más enredado y confuso hasta la fecha.
Lozano Gracia trabajo varios años en el despacho de Diego Fernández de Cevallos, luego, se separó y creó su propia firma de abogados “Lozano Gracia”. El ex panista y hoy abogado de Guillermo Padrés, supo perfectamente utilizar la influencia del poder, el tráfico de influencias. Llave mágica que lo llevó a ganar muchos casos para sus clientes. Lozano Gracia sabe interpretar perfectamente las leyes, sabe de la profundidad de la letra chiquita y de los incisos y apartados escondidos de las leyes. Sabe de los recovecos de la justicia y conoce el camino al infierno de la corrupción.
Hoy, es abogado del ex gobernador panista de Sonora, acusado de ladrón, de hacer mal uso del dinero del erario público. Será interesante ver esta lucha entre el tráfico de influencias y la influencia del poder.
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