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EN QUÉ CABEZA CABE… ¿MURO O MURALLA? / José Santos Navarro


Si pierde Donald Trump, pierde Enrique Peña y pierde el PRI. Si en la elección de hoy en los Estados Unidos gana la razón: el candidato republicano -el Enemigo Público Número Uno de México-, habrá entendido que el dinero a veces empobrece y, en otras, no todo lo compra.
Sin duda que Hillary Clinton ganará la contienda, se convertirá en la primer mujer presidenta de los Estados Unidos de Norteamérica, del país más poderoso y encajoso del mundo. El daño colateral de la derrota anunciada de Trump, tirará las columnas de Los Pinos en 2018.
Por lo pronto y durante muchos días en México se montó un auténtico show, todo un espectáculo mediático sobre la elección en el país vecino del norte. Encuestas, comentarios, entrevistas, estadísticas, advertencias, temores, miedos y hasta “el Jesús bendito” saldrá de la boca y del alma de muchos políticos en México, cuando se cante el triunfo de Hillary Clinton.
La intensión de este bombardeo mediático en advertir una elección muy cerrada, donde “puede ganar cualquiera de los dos”; que si los votos electorales de tal o cual estado norteamericano, que si la señora Clinton gana aquí y pierde allá; que si Trump logro los votos del más allá, de algunos negros y hasta de latinos que presuntamente lo admiran… en fin, la semilla de la confusión está sembrada por quienes tienen interés de advertir que todo puede suceder.
Y ante el presunto “cerrado resultado”, se podrá justificar la tonta e temeraria invitación que el presidente de México, Enrique Peña Nieto hizo al enemigo de los mexicanos, Donal Trump, quien con todo el cinismo vino a México a placearse de la mano de Peña para que los mexicanos en EU vieran que el temible hombre del dinero verde, evasor de impuestos, acosador de mujeres y explotador de mano de obra latina, es amigo de Peña Nieto, como su fuese un aval político.
Pero, sin duda que la ya nueva presidenta de los Estados Unidos, Hillary Clinton hará pagar y muy caro –este “muro diplomático”- que sin querer queriendo construyó el Presidente de México, al cometer el grave error de “dormir con el enemigo”. Lo bueno, es que el auténtico embajador de México en Estados Unidos, Vicente Fernández, sí es amigo de Hillary Clinton: Peña ¿quién sabe? No se construyó el muro de Trump, pero, si una gran muralla diplomática que –sin duda- traerá enormes costos para este país de por sí, ya bien fregado.
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